martes, 23 de noviembre de 2010

RÉPLICA A FEDERICO ARREOLA

Federico Arreola
Director del SDP

La crítica es indispensable en una sociedad democrática y todos, incluyendo a Andrés Manuel López Obrador, estamos sujetos a ella y qué bueno que así sea. Sin embargo, en su columna de hoy, 23 de noviembre de 2010, lo que hace en realidad es una retahíla de descalificaciones contra mi persona que ni si quiera cree necesario sustentar. Y lo más curioso es que ni siquiera repara en que con sus ataques acaba escupiendo al cielo.

A diferencia de usted, voy a sostener con argumentos mis afirmaciones; sólo permítame antes aclarar el bochornoso incidente del viernes pasado en Aguascalientes y que el prestigiado periodista, Pancho Garfias, retoma en su columna. Las intervenciones de un servidor y de Gerardo Fernández Noroña en el Congreso de Ciencias Políticas en la UAA diferían por una hora: 16:30 y 17:30. En virtud de que el tema era el mismo, propuse que las juntaran y tuviéramos un debate para que el contraste de las posiciones enriqueciera la visión de los estudiantes. A los organizadores les gustó la idea y quedaron de proponérsela al diputado en el momento en que lo recibieran en el aeropuerto.

Vía twitter comenté la propuesta y en términos muy respetuosos invité a Noroña a debatir y su respuesta fue el insulto burdo y reiterado. No entiendo por qué alguien se puede sentir tan ofendido cuando se le propone intercambiar ideas, pero eso fue lo que pasó. Por supuesto que contesté, fuerte como acostumbro, pero sin reproducir los insultos soeces que recibía y reiterando en todo momento mi disposición a que hubiera un debate. Todo esto es constatable, pues fue público y a la vista de los tuiteros.

Los hechos penosos se dieron cuando a Gerardo no le gustó un tuit que mandé y se levantó de su mesa para dirigirse a la mía. Todavía después de amenazarme, “no te metas conmigo, eres un gato”, le comenté que me lo dijera enfrente de los estudiantes. Reconozco que después de que Noroña volviera a insultarme como repuesta, dejé toda diplomacia de lado y lo corrí de mi mesa de manera poco elegante, chascándole los dedos y mandándolo muy lejos. Equivoqué quizá la forma, pero correrlo era lo correcto. No tengo atole en las venas. Usted tampoco. Recuerdo que en los debates con Adela en el 2006, por mucho menos que eso, usted reaccionaba muy airado.

No hay nada de que jactarse. Fue un suceso bochornoso que a nadie enaltece. Al contrario, confirma legítimos cuestionamientos que buena parte de la sociedad hace a la clase política. Pero no acepto que se nos ponga en el mismo saco. Todos los proyectiles salieron de las manos del diputado y en todo momento propuse una forma civilizada para dirimir diferencias: un debate de cara a la comunidad universitaria de Aguascalientes. Hasta aquí el episodio. Vamos a los señalamientos que usted hace sobre mi persona.

Usted me acusa de provocador, pero en el título de su artículo me califica de “loquito”. ¿Eso no es una provocación? ¿Está consciente de que la mínima congruencia obliga a medirse con la vara que uno mide? Pero no voy a justificar mi actuar con sus incongruencias. Todos y cada uno de mis opiniones, favorables o desfavorables, sobre Andrés Manuel López Obrador las he sostenido con hechos y argumentos. Sin embargo, usted afirma que yo calumnio a AMLO. ¿Cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde? Dígame una sola calumnia que he lanzado en contra de su dirigente, una sola. Puede consultar mi blog y hurgar en mis artículos: http://herejiapolitica.blogspot.com

El problema es que la cultura caudillista y autoritaria que durante tantos años se cultivó en México se ha reproducido en el seno del movimiento obradorista y sus miembros no aceptan de ninguna manera que exista legitimidad alguna en cualquier crítica que se le haga a AMLO y siempre reaccionan descalificando moralmente a quien se atreva a cuestionar al líder. Afirmo que no hay democracia en ese movimiento y que promueve un culto a la personalidad que ahoga cualquier atisbo de autocrítica. Se lo voy a demostrar.

López Obrador se asume como vocero de “las bases” en el Estado de México y afirma, sin mostrar un solo sondeo, que no quieren la alianza en ese estado. Luego presenta el plan de gobierno del próximo candidato, anuncia un mecanismo para seleccionarlo y propone a los precandidatos. Sin mostrar documento alguno madruga con el nombre de Yeidckol Polevnsky, mujer a la que respeto y aprecio, pero que no tiene ninguna posibilidad de ganar. Conozco de la molestia de los dirigentes perredistas que acompañaron a AMLO en su “Gira de la lealtad” y no tienen manera de cuestionar y revertir la decisión porque en ese movimiento no hay instancias de decisión. ¿O me va a decir que las votaciones a mano alzada en plazas públicas es un mecanismo democrático para tomar decisiones?

Ante su imposibilidad para demostrar una sola de sus afirmaciones contra mi persona, recurre al más barato de los ninguneos: “carece de nivel periodístico, académico y político”. Ignoro por qué se arroga la autoridad en esas materias como para atreverse a calificarlas de esa manera tan prepotente y, nuevamente, sin aportar tan siquiera un elemento. Acto jactancioso que lo que describe más a usted que a mí.

En su afán por descalificarme personalmente cae en lo mismo que con razón le cuestiona a Gerardo Fernández Noroña. Usa el insulto como arma llamándome “porro” cuando, por cierto, durante toda mi etapa estudiantil los combatí. Por supuesto que no puede documentar su acusación, pues, después de salir de la secundaria, dígame cuándo he usado la violencia y agredido físicamente a alguien. Con la pena, le tengo que recordar que la difamación es una patética expresión de impotencia e incapacidad. Me parece que lo que está en el fondo es que usted no piensa en lectores que convencer sino, influenciado por el obradorismo, en fieles que adoctrinar. No siente la necesidad de demostrar nada de lo que afirma. Prefiere pontificar.

No es el único caso en el que usted se ha anoroñado. Le recuerdo el lamentable texto que hizo sobre Jesús Ortega el 10 de agosto del presente año y en el que sólo declama insultos y ni un solo argumento: “Traidor, ingrato, malagradecido, vendido, desleal, falso, hipócrita, desagradecido, entregado, farsante, judas, falsario, tramposo, simulador, miserable, ruin, perverso, vil, despreciable, corrompido, podrido, barato, meretriz”. Una cátedra de periodismo.

Por cierto, se equivoca al señalar que Gerardo Fernández Noroña es sólo la oveja descarriada de un movimiento ejemplar. La intolerancia está encubada desde que alguien asume ser portador de la verdad absoluta y señala a los que discrepan de él como “traidores”. El caudillismo cultiva el germen de la violencia.

Sólo me resta despedirme con un recordatorio. Usted efectivamente me escribía. Incluso, cuando lo corrieron de Milenio me mandó un correo electrónico pidiéndome que difundiera un texto, lo cual hice con gusto. Al parecer, en ese momento no me consideraba “porro”, pues no me había atrevido a cuestionar a AMLO. Pero el momento en que decidió romper toda comunicación no es el que usted afirma. Recuerde que por medio del twitter habíamos pactado un debate y que incluso me dijo que propusiera un moderador, lo cual, por cierto, hice: Jorge Berry. De buenas a primeras lo canceló sin comunicármelo y, lo peor de todo, es que, de manera cobarde, se puso a denostarme a mis espaldas para justificar su retractación. Tan sencillo que hubiera sido decir: “ya lo pensé mejor y no quiero”.

Eso es todo. Le mando mis consideraciones.

Fernando Belaunzarán

lunes, 22 de noviembre de 2010

ACLARACIÓN A LA JORNADA AGUASCALIENTES

Periodista Francisco Miguel Aguirre
Director de La Jornada Aguascalientes

Distinguido Director:

En la columna sin firma, “La purísima… grilla”, del lunes 22 de noviembre del presente año, se dicen algunas imprecisiones y una lamentable falsedad que considero indispensable aclarar. Mi participación en el VI Congreso de Ciencias Políticas de la UAA estaba programada a las 16:30 y la de Gerardo Fernández Noroña a las 17:30. Por esa razón propuse que se juntaran ambas exposiciones y se realizara un debate que contrastara dos visiones distintas de la izquierda, lo cual sería benéfico para los estudiantes. Dicha propuesta fue vista con buenos ojos por parte de los organizadores y quedaron de planteársela al diputado del PT. Compartí dicha petición a través del twitter y por esa misma vía obtuve como respuesta la negativa y el insulto –todo el intercambio se puede consultar en el “Time Line” de las cuentas de Twitter, tanto de Gerardo como de un servidor. Algún tuit de nuestro ríspido debate no le gustó a Fernández Noroña, razón por la cual se levantó de su mesa y acudió a la mía para amenazarme: “No te metas conmigo”. En ningún momento arrojé ningún líquido u objeto al diputado. En cambió, él me lanzó primero unos hielos, pretendió hacer lo mismo con una ensalada que, por fortuna, le retiraron de las manos justo a tiempo y terminó bañando de vino a Noé García, presidente del PRD en Aguascalientes, pues erró el tiro. No estamos ante unos hechos de palabra contra palabra, pues hubo muchos testigos y, además, Noroña, en su versión que hizo pública, no menciona en ningún momento que yo le haya arrojado agua o cualquier otra cosa. Considero que tal acontecimiento es patético y lamentable, que muestra una faceta indefendible de la clase política; me apena haber participado de alguna manera en el mismo, pero es preciso decir las cosas tal y como sucedieron. Sin más, quedo de usted y le expreso mis consideraciones.

Atentamente
Fernando Belaunzarán